La autoridad de mercados de la Unión Europea, ESMA, incluye en su borrador de directrices con criterios para evaluar el conocimiento y competencia de los individuos que presten asesoramiento financiero un mínimo de 5 años de experiencia para ser considerado como asesor financiero cualificado, según explicó Ana García, directora del Departamento bancario y financiero de Baker & McKenzie, en Funds Society.
Según explicó, este periodo de 5 años será cuantificado desde la fecha de aplicación de las directrices, por lo que incluirá a aquellos asesores que, no teniendo dicha experiencia en la actualidad, en enero del 2017 como mínimo –fecha de la aplicación de las directrices- tengan 5 años de experiencia. Eso sí, advierte de que “este requisito será de aplicación siempre y cuando la entidad empleadora del asesor financiero haya evaluado y evalúe de forma continuada que dicho asesor posee las características adecuadas para cumplir con las obligaciones que implica su cargo”.
Además, ESMA realiza una distinción entre aquellos asesores que van a prestar servicios de inversión y aquellos que simplemente facilitan información sobre productos y servicios de inversión: “Entre los criterios a destacar aplicables a ambos, se encuentran las obligaciones de entender las características específicas, riesgos y aspectos principales de los productos de inversión así como conocimientos sobre las implicaciones fiscales y costes en los que podrán incurrir los clientes derivados de las transacciones. Se establece además la exigencia de mantener un especial cuidado en relación con los productos complejos”.
Hay que tener en cuenta que una vez aprobada la norma, serán los Estados miembros los encargados de delimitar una lista de requisitos que consideren necesarios para cumplir con la norma europea. En el caso español, será la CNMV. ESMA prevé publicar un informe final a final de año y que entre en vigor a principios de 2017.
Según explicó, este periodo de 5 años será cuantificado desde la fecha de aplicación de las directrices, por lo que incluirá a aquellos asesores que, no teniendo dicha experiencia en la actualidad, en enero del 2017 como mínimo –fecha de la aplicación de las directrices- tengan 5 años de experiencia. Eso sí, advierte de que “este requisito será de aplicación siempre y cuando la entidad empleadora del asesor financiero haya evaluado y evalúe de forma continuada que dicho asesor posee las características adecuadas para cumplir con las obligaciones que implica su cargo”.
Además, ESMA realiza una distinción entre aquellos asesores que van a prestar servicios de inversión y aquellos que simplemente facilitan información sobre productos y servicios de inversión: “Entre los criterios a destacar aplicables a ambos, se encuentran las obligaciones de entender las características específicas, riesgos y aspectos principales de los productos de inversión así como conocimientos sobre las implicaciones fiscales y costes en los que podrán incurrir los clientes derivados de las transacciones. Se establece además la exigencia de mantener un especial cuidado en relación con los productos complejos”.
Hay que tener en cuenta que una vez aprobada la norma, serán los Estados miembros los encargados de delimitar una lista de requisitos que consideren necesarios para cumplir con la norma europea. En el caso español, será la CNMV. ESMA prevé publicar un informe final a final de año y que entre en vigor a principios de 2017.