Un estudio de KPMG, elaborado con encuestas a inversores particulares, grandes patrimonios y directivos de empresas familiares de 29 países, entre ellos España, refleja que el 62% de los consultados desea hacer negocios con empresas familiares, sobre todo mediante aportación de capital o financiación subordinada. El 44% de las grandes fortunas ya lo hace y el 95% de éstas valora positivamente haber realizado este tipo de inversión. El atractivo de la empresa familiar para las grandes fortunas consiste principalmente en la revalorización del capital a largo plazo, razón que cita el 37% de los consultados.
En general, la empresa familiar se queja de falta de financiación para sus proyectos y de hecho, el 58% busca en estos momentos capital para sus planes de inversión. Cuando lo obtienen por vías tradiciones, se les suele exigir la venta de todo el negocio para maximizar el valor en caso de salida y asegurarse el control total de las empresas a largo plazo. Por eso, valoran muy positivamente el interés de los grandes inversores en sus negocios. En España, estos inversores participan más en empresas familiares que la media global del resto de países encuestados, ya que llega al 80% de entidades familiares las que reconocen haber sido apoyadas por grandes patrimonios.
Entre los temores que despiertan los negocios familiares, el informe cita sus limitadas oportunidades; la falta de viabilidad empresarial, y especialmente, la posibilidad de que haya conflictos familiares entre los dueños de la empresa. Por eso, se recomienda a este tipo de empresas mejorar su gobierno corporativo, fomentar su educación financiera, facilitar la comunicación entre todos los socios y ceder asientos en el consejo de administración a los nuevos inversores.